ISAdORE NABI
A. INTRODUCCIÓN
(North, 1990, pág. 107) señala que las instituciones son “(…) son el determinante subyacente del desempeño a largo plazo de las economías.”
Por consiguiente, (North, 1990, pág. 107) plantea que una teoría dinámica de cambio de la sociedad debe partir de un modelo de cambio institucional. Sin embargo, en el mismo lugar el autor referido reconoce que las instituciones son un constructo social[1] (y como tal, depende de las ideas de la sociedad), por lo que un modelo de dinámica de cambio social no puede partir de las instituciones, sino que debe partir de la base de la sociedad o estaría construyendo un modelo superficial por cuanto la misma base de partida no sería tal en tanto está sujeta a los cambios de otra cosa. ¿Qué condiciona las ideas del conjunto social en un determinado momento histórico? Indudablemente el tipo de economía imperante en ese momento. Puesto que (Ricardo, 2001, pág. 5) señaló que la economía era la ciencia de la distribución del ingreso y (George, 2003, pág. 68) generalizó esto señalando que era “(…) la ciencia que trata de la naturaleza de la riqueza y leyes de su producción y distribución”, una alternativa para construir un modelo dinámico de cambio social coherente con el hecho de que las instituciones son constructos sociales (y que estos constructos son diferentes en cada etapa histórica del desarrollo económico de la humanidad) es decir que, partiendo (como lo hizo Marx) del hecho que la economía es la ciencia que versa sobre las relaciones existentes entre distintos grupos sociales[2] (que son clases sociales en el contexto de que sus intereses económicos y políticos sean antagónicos) al interior del proceso de producción (siendo el proceso de circulación y de distribución derivados del proceso de producción y determinados en última instancia por este), tales modelos partan no de las instituciones sino de las relaciones sociales antes descritas.
B. DEFICIENCIAS TEÓRICAS DE LA TEORÍA NEOCLÁSICA EN SU ANÁLISIS DE LAS INSTITUCIONES SEÑALADAS DESDE EL INTERIOR DE ESTA ESCUELA
(North, 1990, pág. 107) señala que los cambios que deben hacerse en la teoría neoclásica para incorporar el análisis institucional en ella son:
B1. Incorporar el postulado de racionalidad procesal[3].
El postulado de racionalidad instrumental neoclásico supone que los actores tienen la información necesaria para evaluar correctamente las alternativas y tomar decisiones para lograr sus fines, lo que implica la existencia de un conjunto concreto de instituciones e información (North, 1990, pág. 108). Puesto que, en opinión de North, los actores están imperfectamente informados y diseñan modelos subjetivos como guías para sus elecciones y sólo pueden corregir sus modelos guía de manera muy imperfecta con retroalimentación de información, el postulado de racionalidad procesal se vuelve esencial. Esto está más alineado con la teoría neoclásica de las expectativas adaptativas que con las expectativas racionales[4].
(Thaler, 1979, págs. 57-59), ganador del premio conmemorativo en 2017 por esta investigación, señala que el consumidor promedio (por diversas razones) toma decisiones irracionales. Esto es consistente con lo planteado por North en el sentido de que los consumidores, al menos en general, no toman las decisiones óptimas, aunque difiere en los motivos[5]. Sin embargo, estas diferencias pueden ser perfectamente conciliadas: los individuos promedio toman decisiones irracionales producto de información incompleta, insuficiencia de tiempo dedicado a la toma de decisiones y corrección imperfecta. Por consiguiente, es cierto lo que señala North respecto al papel esencial que desempeñan las instituciones para orientar al individuo buscando completar y perfeccionar su información, mitigando mediante acciones de política pública (por ejemplo, educación financiera) las fallas de racionalidad resultantes de la falta de tiempo de análisis que caracteriza al promedio de los miembros de la sociedad, derivando de ello que los individuos tomen consciencia de sus propios intereses (y no crean que sus intereses son los de otros u otros, que en la práctica sean antagónicos a los suyos[6]), puedan tomar las mejores decisiones para maximizar sus ganancias en función de sus intereses y con ello estimular la competitividad y, así, la dinámica económica y de cambio social en general.
Que el planteamiento de North sea válido no entra en conflicto con que la base de partida de su modelo dinámico de cambio social no lo sea, sino que un mejor modelo dinámico de cambio social permitirá mejores diagnósticos sobre la irracionalidad en la toma de decisiones del consumidor promedio y, con ello, también viabilizará políticas públicas eficientes (emanadas desde las instituciones) para contrarrestar el problema.
B2. (North, 1990, pág. 107) plantea lo siguiente como esbozo de las implicaciones de las instituciones para el análisis estático del desempeño económico:
B2.1. “Los modelos económicos (y políticos) son específicos de constelaciones particulares de restricciones institucionales que varían radicalmente tanto a lo largo del tiempo como transversalmente en diferentes economías.” (North, 1990, pág. 110). Esto implica que la teoría neoclásica debe incorporar en sus análisis una visión histórico-social de los procesos económicos, porque sólo esta clase de visión permite tomar en consideración particularidades institucionales y económicas en el tiempo.
B2.2. “Una incorporación consciente de las instituciones obligará a los científicos sociales en general, y a los economistas en particular, a cuestionar los modelos de comportamiento que subyacen en sus disciplinas y, en consecuencia, a explorar mucho más sistemáticamente de lo que se ha hecho hasta ahora las implicaciones del costo e imperfecto procesamiento de la información para el consecuente comportamiento de los actores.” (North, 1990, pág. 111). Sobre esto debe señalarse, como el mismo autor reconoce (p. 107) que existen otras teorías (North señala a la teoría marxista) que sí poseen modelos de cambio dinámico de la sociedad que considera el rol de las instituciones. Sin embargo, North descarta otras opciones aludiendo a que son bastante imperfectas, sin fundamentar científicamente por qué[7].
B2.3. “Las ideas y las ideologías importan, y las instituciones juegan un papel importante en determinar cuánto importan. Las ideas y las ideologías dan forma a las construcciones mentales subjetivas que las personas utilizan para interpretar el mundo que los rodea y tomar decisiones. Además, al estructurar la interacción de los seres humanos de ciertas maneras, las instituciones formales afectan el precio que pagamos por nuestras acciones, y en la medida en que las instituciones formales se estructuran deliberada o accidentadamente para reducir el precio de actuar de acuerdo con las ideas de uno, proporcionan libertad de los individuos para incorporar sus ideas e ideologías en las decisiones que toman. Una consecuencia clave de las instituciones formales son los mecanismos, como los sistemas de votación en las democracias o las estructuras organizativas en las jerarquías, que permiten a los individuos que son agentes expresar sus propios puntos de cista y tener un impacto muy diferente en los resultados que aquellos implicados en el modelo simple de grupos de interés que ha caracterizado gran parte de la teoría económica y de elección pública.” (North, 1990, pág. 111).
B3. Finalmente, (North, 1990, pág. 107) explora las implicaciones del análisis institucional para la construcción de una teoría dinámica del cambio económico a largo plazo planteando que:
“Integrar el análisis institucional en la teoría neoclásica estática implica modificar el cuerpo teórico existente. Pero idear un modelo de cambio económico requiere la construcción de un marco teórico completo, porque tal modelo no existe. La dependencia de la trayectoria es la clave para una comprensión analítica del cambio económico a largo plazo. La promesa de este enfoque es que extiende los bloques de construcción más constructivos de la teoría neoclásica, tanto el postulado de escasez/competencia como los incentivos como fuerza impulsora, pero modifica esa teoría al incorporar información incompleta y modelos subjetivos de la realidad y los rendimientos crecientes característicos de las instituciones. El resultado es un enfoque que ofrece la promesa de conectar la actividad económica a nivel micro con los incentivos a nivel macro proporcionados por el marco institucional. La fuente del cambio incremental son las ganancias que obtienen las instituciones y sus empresarios al adquirir habilidades, conocimientos e información que mejorarán sus objetivos. La dependencia del camino proviene de los mecanismos de rendimientos crecientes que refuerzan la dirección una vez establecido en un camino.” (North, 1990, pág. 112).
Como lo reconoce el mismo Samuelson, la teoría neoclásica no es una teoría compatible con los requerimientos de un modelo científico sobre la realidad económica observable (que requiere ciertas consideraciones apriorísticas) y, como lo indican Thaler y el mismo North, tampoco con la dinámica económica observable. Por tanto, la construcción de un análisis institucional desde la ciencia económica debe hacerse desde enfoques alternativos que muestren verdadera solidez científica, debido a que los modernos modelos neoclásicos siguen sin solventar las críticas realizadas por la escuela postkeynesiana y usarlos para el análisis económico es equivalente a usar la gravedad de Newton para analizar las relaciones de los cuerpos celestes en lugar de la gravedad relativista planteada por Einstein, es decir, es equivalente a no reconocer los hechos científicamente demostrados.
La teoría marxista, como teoría económica que también es teoría política, sociológica e histórica, es una teoría adecuada para dar cuenta del papel de las instituciones y su rol en la lucha de clases y el desempeño económico.
C. REFERENCIAS
George, H. (2003). La Ciencia de la Economía Política. Buenos Aires: Biblioteca Virtual Universal. Retrieved from https://biblioteca.org.ar/libro.php?texto=89772
Jiménez, F. (2011). Crecimiento Económico. Enfoques y Modelos. (P. U. Perú, Ed.) Lima: Fondo Editorial. Retrieved from https://www.academia.edu/44588905/f%C3%A9lix_Jim%C3%A9nez_CreCimiento_eCon%C3%B3miCo_enfoques_y_modelos
Nitzan, J., & Bichler, S. (2009). Capital As Power. A Study of Order and Creorder. New York: Routledge. Retrieved from https://www.academia.edu/en/7346507/Capital_as_Power_A_Study_of_Order_and_Creorder
North, D. C. (1990). Institutions, Institutional Change and Economic Performance. Cambridge, United States: Cambridge University Press. Retrieved from https://www.cambridge.org/core/books/institutions-institutional-change-and-economic-performance/AAE1E27DF8996E24C5DD07EB79BBA7EE
Pasinetti, L. (1984). Lecciones de Teoría de la Producción. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica. Retrieved from https://www.academia.edu/5039957/Pasinetti_Lecciones_Teoria_Produccion
Ricardo, D. (2001). On the Principles of Political Economy and Taxation. Kitchener, Canadá: Batoche Books. Retrieved from https://socialsciences.mcmaster.ca/econ/ugcm/3ll3/ricardo/Principles.pdf
Samuelson, P. (1966). A Summing Up. The Quarterly Journal of Economics, 568-583. Retrieved from https://www.jstor.org/stable/1882916
Thaler, R. (1979). Toward a Positive Theory of Consumer Choice. Journal of Economic Behavior and Organization, 39-69. Retrieved from https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/0167268180900517
[1] “No podemos ver, sentir, tocar o incluso medir las instituciones; son construcciones de la mente humana.” (North, 1990, pág. 107).
[2] Diferentes grupos implican diferentes tipos de participación en el ingreso y, por lo tanto, la distribución.
[3] El postulado de la racionalidad procedimental es un concepto desarrollado por el economista Douglass North, ganador del premio conmemorativo a Alfred Nobel. Establece que los individuos y las organizaciones toman decisiones basadas en reglas y procedimientos, en lugar de prejuicios personales y preferencias subjetivas. El postulado afirma que los individuos y las organizaciones están motivados por el deseo de maximizar su propio interés y persiguen sus objetivos siguiendo un conjunto de reglas y procedimientos acordados que guían su comportamiento. Esta visión de la toma de decisiones destaca la importancia de las instituciones y el papel que desempeñan en la configuración del comportamiento individual y la promoción de la eficiencia económica. Véase el capítulo 3 de la obra de North que se está estudiando.
[4] El modelo de expectativas racionales describe un agente optimizador que no se equivoca sistemáticamente, es decir, sus predicciones (distribución subjetiva de probabilidades) tienden a coincidir con las predicciones de la teoría económica (distribución objetiva de probabilidades); los agentes buscan maximizar una función objetivo a partir de la formalización de un “juego” (en el sentido de la teoría de juegos) en donde el cambio en las reglas de este lleva a modificar la estrategia óptima. Por su parte, el modelo de expectativas adaptativas establece que la predicción de la variable económica de interés en el período presente es calculada por el agente económico como el promedio ponderado (por β, mayor que cero y menor que uno, que es la fracción de su error anterior de predicción anterior que corrige dicho agente) entre el valor efectivo de la variable en el período anterior y su valor estimado. Según esta teoría, bastaría que se produjera un cambio inesperado en la política para que la regla de proyección basada en la información histórica de la variable quede obsoleta. Así, un comportamiento de la variable con una tendencia sistemáticamente al alza o a la baja llevará a que los agentes comentan errores de predicción persistentes.
Este método de generar proyecciones ignora la teoría económica relevante para explicar la variable a estimar. También asume que el agente económico se equivoca repetitivamente.
[5] North parte de información incompleta, modelos subjetivos y corrección imperfecta de estos modelos, mientras que Thaler parte de insuficiente tiempo dedicado a analizar la decisión.
[6] Este fenómeno social, político y económico es el que define Marx como alienación.
[7] La Controversia del Capital de Cambridge demostró matemáticamente que los precios de los factores no están unívocamente determinados por su escasez y que tales precios no son independientes de la distribución del ingreso (Nitzan & Bichler, 2009, pág. 78), lo que ocasiona que una misma intensidad relativa del capital (la razón entre la cantidad de capital utilizada y la cantidad de trabajo utilizada en un proceso productivo dada una técnica de producción) puede expresar diferentes tasas de ganancia (fenómeno conocido en el debate como “recambio de capital” o “capital reswitching”, lo que invalida la afirmación neoclásica de que a mayor tasa de ganancia menor intensidad de capital) y que una firma capitalista que adquiere un nivel tecnológico superior puede adoptar uno inferior hasta (n-1) veces si la tasa de ganancia baja (fenómeno conocido como “reversión de capital” o “capital reversing”) (Nitzan & Bichler, 2009, pág. 79), donde n es el número de mercancías base (las mercancías que contribuyen a la determinación de todos los precios, así como también de la tasa salarial y de la tasa de ganancia) (Jiménez, 2011, págs. 213-215), (Pasinetti, 1984, págs. 128, 134, 221). Así, se desvanece en el aire la visión lineal que la escuela neoclásica posee de la economía (matemáticamente hablando, el problema de los postulados fundamentales neoclásicos es que parten del establecimiento de una relación lineal entre la tasa salarial y la tasa de ganancia), lo que reconoce el mismo Samuelson cuando señala que “No existe forma inequívoca de caracterizar diferentes procesos como más “intensivos en capital”, más “mecanizados”, más “indirectos”, excepto en el sentido tautológico ex post de haber sido adoptados a una tasa de interés baja e involucrando un salario real alto. Este tipo de tautología ha mostrado, en el caso del reswitching, que lleva a una clasificación inconsistente entre pares de tecnologías constantes, dependiendo de cuál tasa de interés prevalecerá en el mercado. Si todo esto causa dolores de cabeza a los nostálgicos de las viejas parábolas de la teoría neoclásica, deberemos recordarles que los académicos no han nacido para llevar una existencia fácil. Debemos respetar y valorar los hechos de la vida.” (Samuelson, 1966, págs. 582-583).